Te tengo,
y no sé si agarrarme fuerte a tu culo o a esa sonrisa despreocupada que nada espera y poco reclama.
Te huelo,
y me reconozco en tu cara de niño que se divierte pidiendo guerra y librando la suya.
Te inspiro y me expiro,
qué bien huele.
Y me lo repito diez veces para anclarme ahí, en el cuello, en el pecho, en el sentido que maneja ese instante que te aleja de lo real,
del susto,
de la prisa.
me planto aquí, que en este lunar se respira bien.
Hoy, este rato.
Iduna RuSol